miércoles, 16 de abril de 2008

Crecimiento

Crecimiento

En condiciones normales, el crecimiento de la raíz depende sobre todo de la gravedad y de la presencia de agua. La raíz tiende a crecer hacia abajo, salvo que el agua abunde más en la superficie del suelo. Además del crecimiento primario en longitud, concentrado en el ápice de la raíz, se produce un crecimiento secundario, que añade xilema o madera en el interior del cilindro radical y floema en el exterior. Éste interviene en la formación de la corteza, que cubre las raíces viejas de la misma forma que los troncos; por ello, las raíces muy antiguas son en muchos casos casi iguales que los troncos más añosos.

En vista de que muchas plantas tienen la propiedad de formar raíces a partir del extremo cortado de un tallo, éstos se usan cortados o en esquejes como medio de multiplicación. Ciertas especies, como los sauces y los geranios, arraigan con mucha facilidad, mientras que otras, como las coníferas, casi nunca emiten raíces si no se someten a un tratamiento especial. En muchos casos, el arraigamiento de los esquejes se estimula aplicando unas sustancias llamadas hormonas radiculares; son compuestos que las plantas sintetizan de forma natural para estimular la formación de raíces nuevas. Casi todos los preparados comerciales de este tipo contienen ácido indolacético, uno de los estimulantes más conocidos para la formación de raíces. En ocasiones las raíces brotan de las hojas, como se observa en la violeta africana, que se multiplica sumergiendo en agua el borde cortado de una hoja. Las raíces de algunas plantas también emiten brotes; así, los tallos que se forman a distancias variables de la base del chopo negro brotan de las raíces del árbol.